Sobre los Héroes, parte I: Sobre que es un héroe, y quien puede ser considerado héroe.
Un "héroe" proviene del griego "heros" que significa, literalmente, "protector". Hero era un nombre femenino, del que proviene la palabra actual en inglés para héroe "Hero" justamente, y el nombre de Hera, la Reina de los Dioses.
Los héroes griegos eran personas dignas de admirar; mucho menos que un dios y mucho más que un hombre. Sus proezas históricas hablaban por ellos mismos, gente que se había dedicado a luchar por el bien de los demás, quienes formaban parte del vulgo popular, pero eran sus protectores aún más allá de la muerte. Ésta tradición de reverenciarlos para mantenerlos presentes perduró en toda Grecia de diversas formas, y cada localidad tenía a sus propios héroes, de forma que muchos de sus nombres se han perdido hasta el día de hoy.
Aquiles, por ejemplo, era uno de los más conocidos. Un semidios, el cual poseía una maravillosa destreza físics y una capacidad de comunicarse personalmente con los dioses, mientras al mismo tiempo era una bestia llena de sangre y venganza en contra de sus enemigos.
Hércules, otro héroe reverenciado hasta la posteridad, era hijo de una relación entre Alcmene, una humana, y Zeus, el dios del Olimpo. Cierto día, Hércules sale al campo a trabajar con el ganado de su padre, cuando se encuentra con Kakia y Areté, es decir, La Malicia y La Virtud, quienes le ofrecen decantarse por una vida de comodidades o una vida gloriosa pero llena de adversidades. Eligiendo ésta última opción, la vida de Hércules dió un cambio de 180 grados. La muerte de su amada Megara a manos suyas por culpa de Hera, y la persecución que sufrió por ésta, no se comparan a las gloriosas 12 labores, las cuales dan fé de su increíble fuerza y la vida, aunque tormentosa, que llevó mientras le servía a Euristeo.
Un héroe, por lo tanto, podía ser real o ficticio. Sus acciones eran dignas de admirar, puesto que tenía el valor y el sentido moral de enfrentarse a cualquier adversidad que se le encuentre. El héroe, en pocas palabras, no sólo era protagonista de su propia historia, también era el puente mediante el cual los valores éticos y morales se inculcaban en las generaciones venideras. Un héroe, por lo tanto, era un mesías, un líder, la inspiración para el hombre por venir, en parte ficción, en parte realidad.
Pero no puede existir un héroe sin el heroismo. El heroismo se define cómo un conjunto de características o cualidades heroícas, o dignas de un héroe, ante el peligro. Es ésta fuerza oculta, el "heroísmo", lo que hace que el héroe salga de uno, la valentía o agallas de cada uno para enfrentarse a aquello que parece imposible. David, delicado cómo niño, tomó las piedras para matar con su honda al gigante Goliat, quien aterraba a todo Israel. Esta valentía no puede provenir de nadie más que un héroe, alguien dispuesto a romper los límites que para el ser humano son imposibles.
Muchos hombres a lo largo de la historia se deíficaron al punto de hacerse pasar por dioses. Éstos serían, en todo caso, los héroes de sus propias culturas. Reyes cómo Naram-Sin, quien aplastaba las rebeliones constantes contra su pueblo; gobernantes cómo Napoleón, cuyas hazañas en el campo de batalla decidieron el destino de Francia y el mundo, o Alejandro Magno, el macedonio, a quien no había forma de detenerle y su sed de ambición le mantenía vivo.
Sin embargo, algo que vale la pena discutir en la era actual, es la falta del héroe. Conforme el mundo fué evolucionando, la mirada sobre el heroísmo cambió dependiendo de quien estuviese narrando la historia. Las virtudes y la moralidad han cambiado, dando paso a más dudas que respuestas. En una sociedad globalizada donde no parece haber una señal de "paro" ni límites definidos, cada día nos vemos cómo simples testigos de mayor violencia, mayores injusticias y muchas más problemáticas que afectan nuestra vida diaria. La escasez de una figura más grande que la vida misma, la cual le sirva de ejemplo y de inspiración a miles de personas, ha llevado a una "conglomeración moral" entre lo que es bueno y lo que no, lo que es justo y lo que no, causando estragos.
